viernes, junio 01, 2007



Réquiem final II – Artificio, himno del ángel muriendo


Amargo sabor de la nieve,
mudez del triste réquiem.
Mis manos se congelan,
mi espíritu se desvela.

Solitaria la luna
como el silencio inmortal de mi aura.
Es el himno de un ángel muriendo,
lagrimas que se desploman en el pavimento.

Poema sin estructura,
ni melodía, plétoras de ultratumba.
Arpa sin cuerdas,artificio melódico,
corazón sin alma,arquetipo torcido.

Silencio a la alegoría,
tumulto caleidoscópico de disfonía.
Canto inarmónico de sollozos,
ángeles y demonios unidos en mi entorno.

Entre cuatro paredes lío mi infierno
y escapan, vociferan, mil demonios.
La alegría se esfuma en una conversión
de tabaco, alcohol y dolor.

¿Se puede oír el vacío de un alma?
Principal detractor, serafín sollozador.
Puedo reconocer el ruido de tu voz,
pero no puedes abrigar las cicatrices en mis letras.

Diáfana noche del réquiem final,
inaudible sol que nunca ha de llegar.
Liberaste el agotamiento en mi alma,
la carencia de amor, caricia artificiosa.

Telarañas de mis ojos, ecos de mis sentidos,
implosiona dentro de mi espectro
el más brutal y destructivo de los silencios.
Descansa aun mi nombre en el óbito.

No es mi tiempo, lo sé.
No es mi línea, es distancia.
Son retratos de mi alma,
fotografías ya opacas.

Sonrisas muertas y dolores persistentes,
deseos, sueños, carcomidos por el destino.
¿Aun puedo respirar?, ¿sigo vivo?
Encontraste otra vez la manera de apartar mi alma.


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