Arcano XXVI
Tormenta

Has que mi alma gire en afonía,
prueba el estupor de mis venas
el grito apagado por el sigilo,
la mente que besa a la locura.

Bebí la sangre del vértigo,
mi alma se une a la oscuridad
en una danza sin tiempo,
en las fauces de la espiral.

Mordí la garganta del silencio,
y alimente mis pedazos con tu recuerdo.
Con la sonrisa inicua y la expresión maldita.

Mira la arena en mis ojos,
la danza del tiempo, rito de espantos.
Toca, acaricia, prueba mi silencio,
vestigio fiel de tu desprecio.

Sube al peldaño de mi voz,
Verás un socavón fuliginoso de dolor.
Asfixiarás un recuerdo,
Roza mis labios, salados y marchitos por tu regreso.

Agobiado rezo por mi deceso
Y heme aquí, absorto del insulto.
Voces oscuras de la epifanía,
ecos de las ánimas, agonía.

Desprendí de mi piel el deseo,
sacudí a tierra mis sueños.
Besé fantasmas sin nombre,
arañé ocasos sin soles.

Busqué un cosuelo a mi alma,
solo hallé frases destrozadas.
Mi espectro danza con el fuego,
mi sonrisa se marchita con el tiempo.

Esencia fantasmal que desfila hacia el vacío.
Mi corazón cede sus latidos en el desenfreno.
¿Estas ahí, en el oscuro infinito,
donde se pierde la luz cuando pasa por mis ojos?

puedo oír a la tormenta,
Pero no a mi alma.
Mi ser yace esparcido
en piezas de silencio sombrío.

Tormenta, heraldo maldito de Tu regreso.
Diáspora elemental de la seriedad.
En verdad fue amargo tu beso,
Oh abandono, veraz tempestad.