se marchitan unos besos en el vacío.
Una mano se abraza y gira en la nada
buscando en la noche la melodía olvidada
Se congela el infierno de mis venas,
se acalla el estruendo de la piel.
Una lengua enmudecida desfila por tu espalda,
Escribiendo el epitafio de esta ultima danza.
Tus brazos ya no son puentes,
Son muros de tez impenetrable.
Baila mi perfil sobre tus hombros,
Liberando las últimas notas de tu piel.
Caemos juntos en este silencio sombrío,
donde mis caricias naufragan en tu mar plateado
como navíos cansados en la tormenta.
El dolor recrudece, se arremolina y zozobra en mi pecho.
Bailaremos lentamente, para no despertar el día.
Que nuestra ultima noche dure un poco más
en todo tu desprecio y mi cansancio.
Algo, algo que olvide el dolor o el sigilo.
Mis manos sisearon como el viento triste y furioso,
Sintieron el embate de tu geografía,
sumergiéndome en tus mares y mi tristeza,
Te abrazo infinita, perdida y fría.
Y me pierdo en tus silencios,
me prendo de las sombras en esta danza final.
Oh amada, las notas lentamente desaparecen,
Para llegar a aquella, la última, el desenlace.